Eufórico recibimiento a Kicillof en el Htal. de Niños

Kicillof Hospital de Niños de La Plata

La envidia de Milei, el recibimiento al gobernador en el Hospital de Niños de La Plata, mientras el Garrahan denuncia abandono, Kicillof recorre el Hospital de Niños rodeado de abrazos, inversión y reconocimiento.

Mientras en el Hospital Garrahan de la Ciudad de Buenos Aires los profesionales de la salud se organizan para presentar una denuncia penal por “abandono de pacientes” y “falta de personal”, en La Plata, Axel Kicillof camina por los pasillos del Hospital de Niños Sor María Ludovica rodeado de médicos, madres y trabajadores que lo abrazan, lo saludan y le agradecen. Las imágenes que circularon el viernes muestran algo más que una inauguración: condensan dos formas opuestas de concebir el Estado.

En el Garrahan, más de 200 trabajadores renunciaron en los últimos meses y no fueron reemplazados. Los residentes están de paro por tiempo indeterminado, y después de las 4 de la tarde no hay personal suficiente para cubrir las guardias de las más de 500 camas del hospital. Ante la emergencia, las autoridades solo pidieron “planes de contingencia”, y el gremio APyT decidió acudir a la Justicia penal por el riesgo sanitario. Mientras tanto, se analiza un paro total con mantenimiento de guardias.

Cuando el Estado está presente, se nota

En la vereda opuesta, Kicillof anunció una inversión de más de $1.588 millones para reforzar el área de Diagnóstico por Imágenes y la Sala de Nefrología del Ludovica, con equipamiento de alta complejidad para niños y nuevas camas de internación para trasplantes. “Estamos orgullosos de tener un Estado que invierte lo que sea necesario para prevenir enfermedades y salvar vidas”, dijo el gobernador, en una recorrida cargada de gestos de afecto y reconocimiento por parte del personal de salud.

El contraste entre lo que ocurre en el hospital pediátrico nacional y el hospital provincial no es solo presupuestario. Expone una diferencia de concepción política. Mientras el Gobierno de Javier Milei recorta fondos, ajusta salarios públicos, libera precios y reduce el rol del Estado en nombre del “mercado”, la Provincia de Buenos Aires sostiene un modelo que prioriza la inversión pública, especialmente en sectores sensibles como salud e infraestructura.

La desregulación del sistema de salud privada (con subas de las prepagas por encima de la inflación) expulsó a miles de personas del sector privado, aumentando la demanda en el sistema público. Sin refuerzos presupuestarios ni estrategias de contención desde Nación, hospitales como el Garrahan se ven desbordados. Paradójicamente, esa misma política de recorte llevó a una mayor “estatización de hecho” de la salud.

Mientras Milei insiste con su motosierra y la desaparición del Estado, Kicillof avanza con obras, equipamiento y una idea opuesta: que el Estado tiene que estar más presente que nunca. Por eso, no sorprende que en una semana donde un hospital entra en crisis, en otro (a apenas 60 kilómetros) un gobernador reciba abrazos. Y que la diferencia no pase solo por la gestión, sino por una pregunta de fondo: ¿Quién se hace cargo cuando los chicos se enferman?

Redacción: Informe Norte / www.informenorte.com.ar

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